Se fueron difuminando sus recuerdos
como una acuarela
en la que irrumpe una gota de agua.
Se fue perdiendo aquella mirada
que ya sólo veía
la nostalgia del pasado.
Se fue olvidando
de su miedo a irse
y prefirió marcharse
llevándose con ella
lo único que le quedaba,
la huella de
una historia de amor imborrable.
Se fue en otoño
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