Reto 7 Maravillas

MI NOMBRE SERÁ EL OLVIDO


Aquella mañana me desperté bañada en nostalgia, la morriña por mi tierra había inundado cada poro de mi piel, la suma de los días era una cadena perpetua que arrastraban mis pies, ya sin sombra tras ellos. Yo, hija del rey Ciáxares, esposa del rey Nabucodonosor II; yo una mujer sin valor por sí misma, una mujer separada de su tierra, de su mundo, de su vida; un mujer envidiada, una mujer sin nada más que riquezas. Yo, Amytis, un nombre que no se conocerá mañana, siempre a la sombra de los hombres que dirigen los hilos invisibles que sostienen mi cuerpo.
                Sintiendo que me asfixiaba salí del palacio, me adentré en los jardines que mi esposo mandó construir para mí. Con ellos pretendía hacerme olvidar que estaba en Babilonia. Creó un decorado que me recordara a las inigualables montañas del reino en el que está mi raíz. Creó una jaula de oro y diamantes para mí. Creó un mundo de fantasía para quien ya no tenía ilusión por vivir. Fui recorriendo cada uno de los rincones de aquel lugar, que será recordado como una de las siete maravillas del mundo antiguo,  —ironías de la vida, yo no seré recordada, pero mi jaula sí—. Busqué entre sus plantas el oxígeno que me faltaba, pero no había aire que pudiese respirar, todo lo inundaba el sentimiento de soledad. Créeme, es muy duro soportar la tristeza de sentirte en el destierro estando en tu propia casa.

                Movida por un impulso que mis pies no reconocían, bajé a orillas del río Éufrates, me adentré en sus aguas y me dejé abrazar por la corriente, con el único deseo de que borrara la tristeza de mi vida, o, ya puestos, que borrara mi vida para siempre.

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